domingo, 23 de junio de 2013

II. El hogar y la memoria.

¿Cómo traemos los recuerdos al espacios del hogar?

Una de las cosas que considero interesante en la comprensión del espacio habitado, es la relación directa que tiene con la memoria. Inconsciente o conscientemente vamos dejando huellas en el espacio que se desenmarca de todo tipo de tendencia estética del momento. Son simplemente formas como reflejo de quienes somos y de donde venimos.

Si pensamos que los espacios en que vivimos son simples, propios, auténticos y sobretodo el reflejo de quienes somos, podemos observar que muchos de estos espacios se habitan reflejando materialmente los momentos vividos, las acciones y los recuerdos agradables de nuestro pasado. Considero pasado desde el día de ayer, hasta los recuerdos de la infancia, los cuales son pequeños tesoros de alegría almacenada. Así los espacios se van llenado de papeles, boletas, fotos, regalos, objetos, aromas, sonidos, imágenes, que le van dando un carácter propio al lugar. 

En cada lugar hay algo que evoca un recuerdo. Antes de pensar como decorar o como remodelar un espacio, o que tendencias de moda impera para saber que hacer, lo primero que sugiero es recurrir a la memoria. Cerrar los ojos y sentir desde lo más personal y profundo cómo recordamos nuestros espacios de infancia, cómo recordamos los espacios que más nos han hecho sentido en la vida, cuando nos sumergimos en la memoria, muchos de esos recuerdos tienen que ver con momentos que están ligados al comer, al vapor de una sopa humeante, al aroma, ala textura, etc.

Desde mi punto de vista habitamos inmersos en un conjunto de elementos concretos y etéreos a la vez. No podríamos definir que pesa más, si es lo material y lo concreto o lo emocional y lo afectivo, sin embargo el conjunto equilibrado entre estos dos polos es lo que hace de un espacio cualquiera, algo propio y único.

En esta búsqueda por habitar consciente de quienes somos y al mismo tiempo recogiendo las tendencias de moda,  tenemos cinco vías que convergen en el espacio idealmente propio. Las cuales están directamente relacionadas con nuestros cinco sentidos básicos. Los recuerdos y la memoria se activan a través de estos sentidos los cuales están asociados a distintas vivencias, donde la mente y el cuerpo van almacenando una suerte de biblioteca de memoria selectiva, cada recuerdo se va asociando a uno o varios sentidos. Primero el tacto, a través de los materiales elegidos en la vivienda o en la decoración, como telas, piedras, maderas, hormigones, etc. Segundo el olfato, a través de los aromas que imprimimos en el lugar, con los materiales, las maderas, las flores, lo aromas ambientales, los aromas que vienen de la cocina, las plantas, etc. Tercero el gusto, una frutera al pasar, la comida recién horneada, un queque humeante, un frasco de galletitas, conservas a la vista, etc. Cuarto el oído, con pequeños objetos que general un sonido especial, una campana, un piano, un gong, unos pajaritos en el balcón, un gato y su ronroneo, un perro guardián, el sonido de la ciudad, una radio a lo lejos, etc. Y quinto la vista,  lo que todos los arquitectos amamos, una ventana recortando una vista especial, un cuadro bien elegido, una disposición en los muebles del lugar que generan una imagen precisa y bella.
Estas cinco vías, estos cinco sentidos, estas cinco partes del cuerpo que nos relacionan directamente con el espacio habitado, es lo que debemos cuidar.   Nariz, ojos, boca, oído, manos y pies deben están involucradas en el espacio. Por lo tanto cuando no hemos dado con un espacio que nos guste realmente, es que algo pasa en nuestro cuerpo, en nuestra memoria que no lo vemos reflejado en nuestro hogar. No estamos directamente conectados.

La decisión de que poner en el hogar es algo muy personal, genera calidez, seguridad, estabilidad, alegría, cobijo, amor, fuerza, unidad, etc. Un sinfín de sensaciones dependiendo de quien vive en el lugar. Los arquitectos y diseñadores estamos en constante relación con las tendencias actuales, con los estilos, estéticas e imagen ideal, sin embargo no podemos dejar de observar a quien le estamos diseñando la vivienda, y es ahí donde debemos recurrir a la memoria del usuario.

Cuando hemos perdido esa memoria, los espacio ya no reflejan ese calor de hogar y al mismo tiempo sentimos que algo falta en nuestras casas, tiene que ver con que hemos perdido lo esencial. Lo que nos hacía sonreír con simpleza como una simple taza de té puesta en el lugar correcto. 
CIF




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