¿Cómo traemos los recuerdos al espacios del hogar?
Una
de las cosas que considero interesante en la comprensión del espacio habitado,
es la relación directa que tiene con la memoria. Inconsciente o conscientemente
vamos dejando huellas en el espacio que se desenmarca de todo tipo de tendencia
estética del momento. Son simplemente formas como reflejo de quienes somos y de
donde venimos.
Si
pensamos que los espacios en que vivimos son simples, propios, auténticos y
sobretodo el reflejo de quienes somos, podemos observar que muchos de estos
espacios se habitan reflejando materialmente los momentos vividos, las acciones y los recuerdos agradables de nuestro pasado. Considero pasado desde el
día de ayer, hasta los recuerdos de la infancia, los cuales son pequeños
tesoros de alegría almacenada. Así los espacios se van llenado de papeles,
boletas, fotos, regalos, objetos, aromas, sonidos, imágenes, que le
van dando un carácter propio al lugar.
En cada lugar hay algo que evoca un recuerdo.
Antes de pensar como decorar o como remodelar un espacio, o que tendencias de
moda impera para saber que hacer, lo primero que sugiero es recurrir a la
memoria. Cerrar los ojos y sentir desde lo más personal y profundo cómo
recordamos nuestros espacios de infancia, cómo recordamos los espacios que más
nos han hecho sentido en la vida, cuando nos sumergimos en la memoria, muchos
de esos recuerdos tienen que ver con momentos que están ligados al comer, al
vapor de una sopa humeante, al aroma, ala textura, etc.
Desde
mi punto de vista habitamos inmersos en un conjunto de elementos concretos y
etéreos a la vez. No podríamos definir que pesa más, si es lo material y lo
concreto o lo emocional y lo afectivo, sin embargo el conjunto equilibrado
entre estos dos polos es lo que hace de un espacio cualquiera, algo propio y
único.
En
esta búsqueda por habitar consciente de quienes somos y al mismo tiempo
recogiendo las tendencias de moda,
tenemos cinco vías que convergen en el espacio idealmente propio. Las
cuales están directamente relacionadas con nuestros cinco sentidos básicos. Los
recuerdos y la memoria se activan a través de estos sentidos los cuales están
asociados a distintas vivencias, donde la mente y el cuerpo van almacenando una
suerte de biblioteca de memoria selectiva, cada recuerdo se va asociando a uno
o varios sentidos. Primero el tacto, a través de los materiales elegidos
en la vivienda o en la decoración, como telas, piedras, maderas, hormigones,
etc. Segundo el olfato, a través de los aromas que imprimimos en el
lugar, con los materiales, las maderas, las flores, lo aromas ambientales, los
aromas que vienen de la cocina, las plantas, etc. Tercero el gusto, una
frutera al pasar, la comida recién horneada, un queque humeante, un frasco de
galletitas, conservas a la vista, etc. Cuarto el oído, con pequeños
objetos que general un sonido especial, una campana, un piano, un gong, unos
pajaritos en el balcón, un gato y su ronroneo, un perro guardián, el sonido de
la ciudad, una radio a lo lejos, etc. Y quinto la vista, lo que todos los arquitectos amamos, una
ventana recortando una vista especial, un cuadro bien elegido, una disposición
en los muebles del lugar que generan una imagen precisa y bella.
Estas
cinco vías, estos cinco sentidos, estas cinco partes del cuerpo que nos
relacionan directamente con el espacio habitado, es lo que debemos cuidar. Nariz,
ojos, boca, oído, manos y pies deben están involucradas en el espacio. Por
lo tanto cuando no hemos dado con un espacio que nos guste realmente, es que algo
pasa en nuestro cuerpo, en nuestra memoria que no lo vemos reflejado en nuestro
hogar. No estamos directamente conectados.
La
decisión de que poner en el hogar es algo muy personal, genera calidez,
seguridad, estabilidad, alegría, cobijo, amor, fuerza, unidad, etc. Un sinfín de
sensaciones dependiendo de quien vive en el lugar. Los arquitectos y
diseñadores estamos en constante relación con las tendencias actuales, con los
estilos, estéticas e imagen ideal, sin embargo no podemos dejar de observar a
quien le estamos diseñando la vivienda, y es ahí donde debemos recurrir a la
memoria del usuario.
Cuando
hemos perdido esa memoria, los espacio ya no reflejan ese calor de hogar y al
mismo tiempo sentimos que algo falta en nuestras casas, tiene que ver con que
hemos perdido lo esencial. Lo que nos hacía sonreír con simpleza como una
simple taza de té puesta en el lugar correcto.
CIF


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